
Artista especialmente interesada en incomodar al espectador, confrontándolo con sus obras abiertamente sexuales, compuestas por elementos extraños, compuestas por elementos extraños y características físicas exageradas.
A pesar de que reconoce ser una artista provocadora, no le hace especial gracia el apodo de "chica mala del arte", por considerar que suena peyorativo.
Las poses de los desnudos femeninos son retomados de la cultura popular que la artista combina con la luz y la técnica pictórica inspirada por el Barroco y los pintores modernos de Europa.
"Mis pinturas son una lucha entre las cosas sacras y profanas. Es algo que he visto en muchas piezas de arte, así como en el cine y la ficción. Es una lucha sumamente humana. Cuando ves mis pinturas en persona (y esto es algo que sólo se advierte en persona, no a través de una reproducción) puedes ver qué tanto cuidado pongo en mis cuadros. Siempre he usado la luz para representar la bondad"
Aunque para muchos su arte es abiertamente sexual, ella señala que en realidad sus obras son eróticas más que pornográficas.

"De cualquier manera, muchos de los mejores desnudos son provocativos y eróticos. Tan sólo piensa en Los ángeles de Caravaggio, en realidad son bastante arriesgados.
Siempre pensé que mis pinturas trataban sobre la lucha para llegar a un estado de gracia. No pienso en eso como belleza en sí".

Las concepciones tradicionales de belleza se ponen en juego en sus obras. Las partes anatómicas del cuerpo femenino que generalmente son objeto de explotación, lujo y deseo, son, en la obra de esta pintora, la vulgarización total.
"Mis personajes son autoretratos parciales que han nacido a partir de mi interminable psicoanálisis con una terapeuta cuya fisonomía a veces aparece en mis pinturas, comúnmente con una nariz redonda que tiene un matiz que va de lo coqueto a lo perverso"

Los encuentros sexuales lésbicos, la masturbación y los actos íntimos se ven envueltos en auras de colores de neón, ya que la paleta de Yuskavage no es nada tímida, todo lo contrario.
Amarillos, púrpuras, rosas y verdes son los ambientes que predominan y reiteran la condición femenina, al igual que los decorados con flores y frutas.

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