18 abr 2010

“Quería ser una unidad entre lo que pienso y lo que siento”


De sobra sabemos que las circunstancias, el entorno, los hechos...nos afectan y condicionan nuestra personalidad, nuestra manera de pensar, incluso nuestra manera de sentir, en el arte esto ocurre constantemente, las obras son un mero reflejo de las emociones, miedos y tormentos que rodean al artista. A través de ellas podemos conocer su interior y hacernos una idea de lo que ocurría en ese momento.
En este blog trataremos mucho el tema de las emociones, sobretodo en lo que concierne a producción artística.

Philip Guston es un claro ejemplo. Sus trabajos reflejan el diálogo interno que mantiene constantemente con sus demonios personales.
El hecho de ver a su padre ahorcado de una soga; la muerte por gangrena de un hermano mayor, la proximidad de su propia muerte debido a un ataque al corazón...Estos hechos pasan a ser símbolos en sus cuadros, convirtiéndose en objetos, figuras y formas que se van repitiendo con el transcurso de los años, creando un lenguaje estilístico personal que creó una gran influencia en generaciones posteriores de artistas occidentales.



Se muestra como un artista decepcionado con la historia de la humanidad, con lo inevitable en cuanto a las barbaries humanas y al cometer siempre los mismos errores.


“La guerra de Vietnam, la situación en EE.UU, la brutalidad del mundo. Qué tipo de persona soy: leo revistas, en casa, y me acosa una furia frustrante; pero luego voy al estudio a ajustar un rojo sobre un azul. Debía hacer algo. Sabía que se estaba abriendo una sena delante de mi. Una senda cruda, a medio formar, quería ser un todo de nuevo, como lo era de niño…”

Todos sus trabajos giran en torno a su vida, a su trabajo, a su mujer, creando un lenguaje especial a base de jeroglíficos.
En sus inicios se dedicó fundamentalmente al expresionismo abstracto, durante este período, la figura y el objeto intentan resurgir entre los cortantes brochazos de Guston.


Pero en 1970 su creación artística pega un giro de 360º, enfocando sus trabajos hacia la figuración, por lo que sus contemporáneos lo repudiaron y lo acusaron de “hereje”, el hereje del credo del expresionismo abstracto, sintió como un excomulgado de una secta.




Una forma de figuración autobiográfica. Sus últimos trabajos nos recuerdan al esfuerzo de un niño. Trabajos divertidos, pero totalmente cargados de ira y de pasión, delatadores de la corrupción política y de los vicios personales. Figuras caricaturescas, cargadas de humor sombrío, sorna y simbolismo político.

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